¿Cómo la maquinaria agrícola pesada está afectando al suelo fértil?
La maquinaria agrícola moderna es un prodigio de ingeniería, capaz de cosechar grandes extensiones de cultivos en tiempo récord. Sin embargo, esta eficiencia tiene un costo invisible pero significativo: el peso de estas máquinas está afectando gravemente la salud de los suelos fértiles en todo el mundo. En un mundo impulsado por la productividad y la necesidad de alimentar a una creciente población global, es fundamental comprender cómo el aumento de peso de la maquinaria agrícola está dejando una huella profunda en uno de nuestros recursos más valiosos: el suelo.
maquinaria agrícola y pesadez en las máquinas
Si hablamos con expertos en biología y estructura del suelo como Thomas Keller y Dani Or, nos encontramos con una perspectiva inusual. A menudo, la conversación sobre maquinaria agrícola da paso a la discusión sobre los dinosaurios, y no es casualidad. Estos científicos argumentan que la maquinaria agrícola actual es casi tan pesada como los gigantes extintos que una vez poblaron la Tierra, y esta tremenda masa está ejerciendo una presión devastadora sobre los suelos fértiles.
El fenómeno no es tan complicado de comprender como parece. Como señala Dani Or, un experto que trabaja tanto en el Instituto de Investigación del Desierto de Reno en Nevada (EE. UU.) como en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich en Suiza, “No se trata de ciencia espacial”. Durante más de un siglo, hemos sido testigos de un aumento constante en el tamaño y peso de la maquinaria agrícola, y esta tendencia hacia lo gigantesco se ha vuelto especialmente pronunciada en las últimas seis décadas.
Keller y Or han investigado a fondo esta cuestión y han revelado que entre 1958 y 2020, el peso promedio de una cosechadora de maíz o trigo completamente cargada se ha multiplicado casi por diez, pasando de 4,000 kilogramos hace 60 años a alrededor de 35,000 en la actualidad. Para ponerlo en perspectiva, una cosechadora de remolacha azucarera completamente cargada puede superar las 58 toneladas, una cifra que rivaliza con los saurópodos más pesados que habitaron nuestro planeta en la era de los dinosaurios.
La eficiencia de estas máquinas modernas es sorprendente y ha permitido que solo el 5% de la población mundial pueda alimentar al 95% restante. Sin embargo, este logro no es gratuito, y los científicos advierten que nuestros suelos están pagando el precio. Se estima que las máquinas agrícolas de gran tamaño amenazan alrededor del 20% de toda la tierra cultivable, principalmente en regiones como Norteamérica, Europa, Brasil y Australia, donde se emplean en mayor medida estos vehículos colosales.
El daño causado por la compactación del suelo es insidioso y a menudo invisible, incluso para los propios agricultores. Los fabricantes han intentado mitigar el impacto equipando los vehículos pesados con enormes neumáticos que distribuyen la carga de manera más uniforme y evitan que los vehículos se hundan demasiado en la superficie del suelo. Sin embargo, esta medida solo aborda la parte superficial del problema.
Las capas más profundas del suelo siguen sufriendo la presión y el estrés de estas máquinas pesadas. La tensión de compresión se extiende bajo cada punto del neumático y se suma en el centro. Podemos imaginarlo como la base de una pirámide de tensión invertida y enterrada, y cuanto más pesado es el vehículo, más profundo se hunde en el suelo.
La maquinaria agrícola pesada ejerce una presión extrema sobre el hábitat subterráneo, afectando a los poros del suelo, disminuyendo los niveles de oxígeno y destruyendo la vida microscópica que forma la base de su fertilidad. Si bien el laboreo puede mitigar parte del daño al airear el suelo, solo afecta a los centímetros superficiales, exacerbando al mismo tiempo la erosión.
Un estudio reciente ha revelado que la compactación del suelo causada por las máquinas pesadas ha reducido el rendimiento de los cultivos en algunos campos hasta en un 50%. Si continuamos por esta senda, la combinación de compactación y erosión podría disminuir el rendimiento de los cultivos en todo el mundo en un alarmante 20%.
De forma resumida, la expansión de la maquinaria agrícola gigante, a pesar de su eficiencia, está ejerciendo una presión sustancial sobre la salud de nuestros suelos fértiles. Como resultado, se necesita una cuidadosa reflexión sobre cómo equilibrar la demanda de alimentos con la preservación de uno de nuestros recursos más críticos: el suelo. La búsqueda de soluciones que permitan una agricultura sostenible y la protección de nuestros suelos debería ser una prioridad global en el panorama agrícola moderno.
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